jueves, 24 de mayo de 2018

La Nota Roja














(foto tomada de https://pixabay.com/es/editors_choice/?media_type=photo&pagi=1)


La nota roja siempre causa fascinación o morbo.

En los periódicos esta información sobre actos delictivos, hechos de sangre, accidentes, contingencias y desastres se ubica por lo general en la sección policíaca.

Tal vez cuando el periodista mexicano Manuel Buendía señalaba que el periodismo es el oficio más antiguo del mundo, su referencia pudo haber sido la biblia y el registro del acto de infidelidad de Eva hacia Adán y tal vez la noticia del homicidio de Abel cometido por Caín, en los primeros tiempos.

En un entorno más cercano, los códices prehispánicos son ricos en descripciones de guerras, mutilaciones, actos de antropofagia y otras interesantes noticias de la nota roja.

La atracción por este tipo de información nace de la curiosidad y es probable que en el fondo del lector también se sienta identificado por un instinto de sobrevivencia: si lo leo a mí no me pasó.

Pero el morbo es predominante en este tipo de sucesos, esto se explica por ejemplo, cuando en la década de los 60 las “Poquianchis”, una familia de mujeres tratante de blancas y  homicidas fueron detenidas y sus historias divulgadas por el periódico “El Alarma”.

Ante un alto índice de analfabetismo, en esa década, este periódico alcanzó con esa información tirajes de hasta 500 mil ejemplares, sin duda un récord histórico de la prensa nacional.

Hoy en día los empresarios del periodismo saben que la sangre y el sexo son la fórmula del éxito editorial.

El alto índice de criminalidad en México ha hecho que aparezcan una gran diversidad de periódicos matutinos, vespertinos y de formatos accesibles y económicos en cuyas portadas se da cuenta con grandes ilustraciones sobre la tragedia de las personas asesinadas o accidentadas o lesionadas.

Un tratamiento interesante, desde la perspectiva del cuento, lo representa el libro “La Nota Roja” de Antonio Guadarrama Collado (Ediciones B, México, 2011), que a partir de noticias ficticias, pero que se pueden encontrar en cualquier sección policíaca, forma un poliedro donde cada cuento se va engarzando con el siguiente para formar una cadena lógica de sucesos concatenados en el que nadie queda a salvo porque todos son víctimas o victimarios.

Con la estrategia narrativa de la primera persona se describen los acontecimientos como si uno estuviera escuchando de primera mano a los actores de estos sucesos agrupados en 27 cuentos.

Una característica de estos cuentos es que también ironizan sobre la sociedad de nuestros días, convirtiéndose en finas críticas y sátiras de lo que cualquier ciudadano sufre, vive y aprovecha de un estado de descomposición social gradual, ya como víctimas, ya como victimarios.

De la nota roja pocos escapan, pero si usted lo está leyendo, ya está del otro lado.