lunes, 19 de noviembre de 2018

LA MUERTE DEL PAYASO QUESADILLA

El Día de Muertos en México murió Alberto Quezada, mejor conocido en los bajos fondos como el "Conde Quesadilla", payaso para fiestas de adultos, su familia, amigos y conocidos acordamos cumplir su última voluntad escrita en la pared de su recámara con pintura de maquillaje: "Entiérrenme en medio de un maratón de chistes".
Como él era tan alburero nunca supimos el sentido de su frase, porque "enterrar" en el lenguaje soez de barrio es "encajar" "penetrar" "fornicar" y no estábamos seguros de que practicando la necrofilia sobre su pesado cuerpo aquel payaso grosero pudiera descansar en paz, así que invitamos a los amigos a una guerra de chistes.
Obvia señalar que el velorio se convirtió en una alegre fiesta de albures, chistes pelados y anécdotas para adultos donde el alcohol se convirtió en el lenguaje común. No faltaba quien brindaba con el gordo Quesadilla echándole unas copitas sobre su ataúd.
En medio de las carcajadas sin fin, alguien se recargó sobre un cirio que prendió al ataúd y creó una hermosa fogata para paliar las inclemencias del tiempo.
Borrachos y alegres todos se acercaron a aquel improvisado sahumerio para recibir un poco de calor. No faltó quien advirtió que el gordo pesadilla se estaba achicharrando y otros contestaban que se lo merecía por cabrón, por abusar en las fiestas de las mujeres, por balconear a los machines, por su rara habilidad de identificar los defectos de todo mundo y hacerlos quedar mal frente a la gente, por cobrar por anticipado y no llegar a la fiesta porque se quedó dormido en alguna cantina.
Solo su esposa Sofía, su cuarta esposa, una mujer mucho más joven que él, menudita, frágil, blanca y callada contemplaba con nostalgia lo que iba quedando del hombre que la quería. Algún hijo del Quesadilla, de alguna expareja le ofreció otra copa a Sofía y le dijo "No se preocupe, señito, por lo menos ya nos ahorramos lo de la cremación" y todos celebraron aquel acertado juicio, ya porque resultaba lo más lógico en términos de la relación costo-beneficio, ya por asumir sin remordimientos de conciencia aquel lamentable descuido.
Y la fiesta continuó hasta el amanecer, mientras las mujeres se organizaban para preparar unos chilaquiles picantes y los hombres dormitaban en sus sillas alrededor de las cenizas del payaso vulgar, cuyos restos en el piso habían dibujado una figura obscena, como un buen chiste de sus exequias. #DíadeMuertos